El anfibio resultó el tótem ideal. Matías Vera-Cruz Dutrénit, socio de la cervecera fundada en 2013, cuenta que es el primer proyecto de Colectivo Ajolote, emprendimiento entre amigos, en el que todos se prometieron “consolidar productos auténticos que impulsen el campo mexicano”.
Por ello, decidieron “hacer una cerveza hecha de México”, en la que usan ingredientes cultivados de forma agroecológica. Semilla de cilantro de la CDMX, miel de agave de Coahuila, cáscara de naranja agria de Yucatán y jengibre de Veracruz, entre otros ingredientes. Al adquirir los insumos de campesinos que los cultivan con prácticas regenerativas, generan un círculo virtuoso para la recuperación y conservación de los ecosistemas en el país.
Cervecería Monstruo de Agua produce en Topilejo, en las cercanías a la CDMX, principalmente tiene tres opciones: la IPA Blanca de Maguey, Sugoi estilo blonde ale y Nochtli, golden ale.
Matías reconoce que como emprendimiento con amigos ha sido muy disfrutable, pero como negocio “va jalando muy poco a poco”. Sus mejores números se registraron el año pasado porque vendieron 20 mil litros.
“Nuestro volumen de ventas está entre las cerveceras 100 o 150 del país. Somos muy pequeñitos en comparación con la industria, pero atendemos a un consumidor distinto y en eso radica el valor de nuestra marca”, afirma.
La manera en la que elaboran su cerveza les ha abierto otras opciones. Aunque su mayor volumen de ventas se concentra en la capital del país y en Cancún, Quintana Roo, en enero pasado se abrió la posibilidad de exportar.
Como es de suponerse, el coronavirus lo detuvo todo, tenían pactados envíos a Nueva York, justo porque los norteamericanos están interesados en un producto consecuente con el medio ambiente y que privilegie la cadena de valor.
“Confiamos en que esto sea sólo un tiempo de espera porque la economía mundial está muy golpeada, y continuamos en la misma línea privilegiando calidad en lugar de cantidad”, agrega Matías, quien corrobora que también hay interés en llegar a Brasil, Alemania, Francia y Canadá.
Antes del confinamiento vendían el 70% de sus productos en restaurantes, bares y hoteles, pero por lo pronto se pueden adquirir en línea a través de sus redes sociales. El pack de seis cervezas tiene un precio de 300 pesos y el de 24 de 1000 pesos.
Para Colectivo Ajolote, la cervecera es el primer paso de otros negocios que van caminando poco a poco. Con la misma esencia surgieron Sodas Chinampa y Ciudad Silvestre. La primera es una línea de sodas probióticas, bajas en azúcar que se complementa con bíters para coctelería; la segunda, envía despensas a domicilio, lo que les ha funcionado muy bien en tiempos de confinamiento porque también apuntala la venta de Monstruo de Agua.
Matías y sus socios siguen emprendiendo en el sector de alimentos y bebidas, por ello, felicitan iniciativas como la de Awards para reconocer su labor, “fue muy emocionante ganar. Trabajamos mucho todos los días, intentamos ser competitivos siempre protegiendo a los pequeños productores. No hay muchas certificaciones que pongan el ojo en nuestro trabajo y es un gran aliciente, sobre todo, por el nivel de los jurados. Esto seguro impulsará más proyectos”, augura Matías.